Bailando la geometría sagrada – Parte III

Números y figuras. Simbolismo y Manifestación de las formas

Desde un punto de vista esotérico, la danza se acopla con la noción de los números sagrados, los ritmos, y las artes en general, según la considera el Islam; elementos metafísicos del movimiento, en referencia al sistema numérico arquetípico de las artes islámicas.

UNO es el número del centro, el punto de creación, la semilla de las infinitas posibilidades. Representa el principio de la manifestación, la idea que podría generar una acción, un punto desde el cual pOdría dibujarse una línea, una respiración a través de la cual un gesto de la danza se podría manifestar. Ésta es la postura inicial en la danza, relajado, preparado, y lleno de posibilidades. Es el punto desde el cual el círculo evoluciona, el comienzo de todos los movimientos de la conocida Danza del Vientre. giro de cadera escondiendo y soltando el abdomen, y manteniéndose el cuerpo en el mismo lugar. También se gira la cadera junto con el tronco como si fuera un gran bamboleo.

 DOS es unión, simetría y equilibrio. Lo masculino en unión con lo femenino. Dos se unen, izquierda y derecha, estabilidad, flujo incesante. Dos círculos superpuestos representan el matrimonio sagrado, cada uno de los centros de dichos círculos están emocionalmente vinculados. El lemnaskate, símbolo matemático para representar el infinito, se dibuja como dos círculos que se tocan . En la antigüedad los eruditos usaron la imagen de una serpiente mordiéndose la cola; metafóricamente, el especial cambio de piel que sufren las serpientes era una representación del ciclo menstrual femenino similar a los ciclos de la luna (creciente y decreciente). Ésta es la forma de la figura del número ocho y posiblemente la razón por la que la Danza Oriental (Danza del Vientre específicamente) es más fuerte, sosegada y equilibrada cuando con el cuerpo se dibuja el símbolo del infinito, movimiento que se cree que genera una energía curativa, y que afecta la fertilidad. Las profesionales de la Danza Árabe realizan este movimiento con la cadera intentando dibujar un número ocho. Puede ser para el frente, para atrás, para arriba, para abajo. Cuando el movimiento es para el frente, se gira la cadera de un lado para el otro (ombligo para un lado y para el otro) siempre hacia el frente. Cuando el movimiento es hacia atrás, se gira la cadera de un lado para el otro, siempre para atrás. Si el movimiento es para arriba, se eleva la cadera para arriba, abaja para un lado, en seguida se sube nuevamente y cae para el otro lado, formando un infinito (un ocho horizontal). Si el movimiento fuera para abajo, se eleva la cadera para arriba y para un lado, se dobla bajando y elevando para el otro lado, formando un ocho vertical.

TRES representa la trinidad, la pirámide, el trino sagrado. Es el arquetipo primigenio, simbolizando las condiciones mínimas para la existencia; el uno, el otro y el conjunto; el que ve (el espectador), el que es visto (artista o artistas) y lo que se ve (espectáculo); es nacimiento, vida y muerte. Tres es el número del pulso en la sensual danza llamada Chiftetelli y en la egipcia llamada Wahda ‘l kebira; un ritmo maduro para el movimiento de tres golpes acentuados. Un paso lleno de vida, deslizante, fluido que se realiza con el pie delantero en punta alta, entonces se cambia el peso, que descansa en el pie de atrás, para que descanse el peso ahora, en el pie delantero, y se cambian los pies. Se cuenta: 1-2-3, 1-2-3, etc.

CUATRO es el número de la tierra, estable y muy fuerte. Es el elemento esencial para la mayoría de los ritmos en la música Oriental. Cuatro son las estaciones del año, y cuatro las agrupaciones astrológicas elementales: aire, fuego, tierra yagua. La música oriental incorpora los cuartos de tono, y los compases basados en el cuatro. En la Danza Oriental, la cadera se empuja cuatro veces hacia la derecha y cuatro veces hacia la izquierda, o bien, cuatro veces hacia arriba y cuatro veces hacia abajo. El bailarín también puede enfrentar las cuatro direcciones al bailar siguiendo este patrón. Se dice que aquel que logre entender la regla del cuatro, bailará fácilmente, fluidamente.

CINCO es el número de la naturaleza y un número poderoso en el baile oriental. En la obra del matemático Al’ Jabr, sobre la alquimia del cuadrado de Saturno, el cinco siempre se mantiene en el centro de todas las ecuaciones algebraicas. Simboliza el cambio, un tiempo perfecto para empezar una nueva etapa, crear un nuevo paso, un nuevo movimiento que se independiza del cuatro. En una serie de ocho, es el pulso que se enfatiza, como el golpe «cambiante.» El pentágono y el pentagrama, antiguos símbolos paganos de la naturaleza y los elementos naturales.

SEIS es la realización creativa en sí misma y simboliza los seis días de la creación. Puede aparecer representada gráficamente como dos triángulos superpuestos (el hexagrama) yen la danza, asume un modelo repetitivo de seis pasos similares del movimiento, para entonces cambiar, en el séptimo y en el octavo golpes. Como componente coreográfico, utilizando una estructura circular o hexagonal, la forma es equilibrada, lo que lo hace ideal para los bailes en grupo. Cuando la coreografía es circular, la utilización de seis bailarines formando el círculo, pone el énfasis en el centro (o séptimo), el punto místico.

SIETE es el número lunar de la femineidad, y se cuadruplica a menudo como en el ciclo lunar de 28 días. Es periódico y cíclico, como las estaciones del año, y gobierna los ciclos de fertilidad y el ciclo nacimiento/muerte. Un grupo de siete muestra el primer ciclo de iluminación y crecimiento, el segundo fecunda y nutre, el tercero, decrece y el cuarto libera. El siete es particularmente fuerte en el arte y en la filosofía hindú; siete son los centros energéticos del cuerpo físico (chakras), y los bailarines que desean investigar esto, pOdrían estudiar las diferentes cualidades de los chakras, los colores con los que se les identifican y coreografiar el significado de los mismos, incluso, escoger el color apropiado del vestuario. Al’ Jabr descubrió que el mes lunar se construye en base al principio del siete, siendo no sólo cuatro veces él mismo, sino también la suma de cada «esfera del cielo», o la ecuaclOn: 1+2+3+4+5+6+7 = 28. En la danza, los siete golpes pueden bailarse y en el octavo registro cambiar; hacer una pausa, y comenzar con el siguiente ciclo.

OCHO es el número del poder. Simboliza totalidad y cosecha, y es la estabilidad duplicada del cuatro, ya que comparten cualidades similares. En las artes chinas, es el número de la abundancia y la prosperidad. En la Danza Oriental representa rítmicamente un patrón completo de movimiento. En la música, cuando el ocho se duplica, se llama «octava doble» y crea una frase musical que permite ejecutar un movimiento dentro de 16 partes.

NUEVE es el número de la perfección, el icosaedro mágico; tres perfectos triángulos equiláteros, o un arreglo de 9 partes, tres capas de tres, excelente para una coreografía de grupo, ya que el mismo puede girar para enfrentar cualquier dirección y no perder la triada. ¿Recuerdas la tabla del nueve en los tiempos de la escuela primaria? Cada múltiplo de nueve es nueve, es decir, 9, 18, 27, 36, 45 … La suma de las partes siempre es igual al todo.

DIEZ, es el ideal Pitagórico, el número perfecto del filósofoque es la suma de 1+2+3+4 = 10 Y en los tiempos actuales, la base cronométrica digital. La filosofía de Pitágoras estaba basada en una geometría tetragonal, un cuadrado compuesto de dos triángulos equiláteros en cada una de las tres dimensiones, y creía que la música, el canto, el baile y el ritual estaban basados en esta simetría perfecta. Desde el punto de vista coreográfico esta geometría es muy interesante, ya que por cada tres lados del triángulo hay cuatro personas.

ONCE en el modelo más difícil para crear un patrón coreográfico debido a que no es uniformemente divisible por ningún número. Al igual que el número 13, se ve como un número inquieto a menudo asociado con lo sobrenatural y la magia, representa fuerzas disociadoras y de transformación. No se usa en el Islam .

DOCE, asociado con el icosaedro, es la representación cósmica de las doce casas astrológicas. Se usa como una base fundamental para todo tipo de diseño en el arte islámico. Doce son las horas que representa un reloj convencional, marcando las horas del día y de la noche; doce son los imams (3) del Islam y doce los discípulos de Jesús. Un equilibrio perfecto de triadas y de los cuatro elementos antes mencionados, este número incorpora los múltiplos de tres y cuatro (como se ve en el zOdíaco), y dos y seis (simetría y equilibrio). Usado como elemento coreográfico, le imprime al diseño gran fuerza y poder de movimiento, ya que se pueden realizar un sinfín de patrones geométricos: cuadrados, estrellas, círculos, triángulos y más, sobre todo, cuando los miembros del grupo se posicionan como los números del reloj.

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