Tesina: Lucia Gallego Andrés
Diploma Universitario en Danza Oriental 2012/2013
Universidad Rey Juan Carlos, Instituto Universitario de Danza «Alicia Alonso» y Fusion Art -Escuela de Danza Patricia Passo
Bilbao, Octubre del año de la serpiente 2013
Agradecimientos
A Patricia Passo, directora del Diploma y de la Escuela por darme la oportunidad de viajar al Pais de las Maravillas de la Danza y por su generosidad al compartir los conocimientos de tantas culturas que ha tenido la oportunidad de vivir. Me ha ayudado a llegar más lejos de lo que nunca habría imaginado, pero sé que no es más que el comienzo del viaje en el que espero poder seguir contando con su sabiduría y su
amistad. Y gracias por escribir un libro tan bonito que ha sido toda una inspiración para este trabajo.
A mis compañeras del Diploma con las que he disfrutado de una aventura increíble, y que no habría sido capaz de hacer sin ellas. Juntas hemos pasado momentos increíbles, hemos compartido risas, nervios y hasta aullidos que ahí estarán ya para siempre, en un rinconcito especial de la memoria. Y espero que el futuro nos siga regalando ratitos especiales para compartir.
También gracias a Belén, Gloria, Lewis y Ari que han estado ahí este curso y con los que he aprendido el significado de los Mudras, que la técnica Horton es para seres sobrehumanos y que la t de ssssssstudent se puede entender.
A Amancay, la primera profesora que me enseñó que la Danza Oriental es un arte, que puede y debe estar en la Universidad, que no es nada sin un deseo de emocionar, de expresar lo que cuenta la música y la poesía. Con ella comenzé el aprendizaje de verdad, de la técnica pero también de la música, ritmo y expresión corporal. Todo ello en el paisaje de ensueño de Cestona, frente a los prados y montes de un lugar mágico que ya lo era en la Prehistoria y que todavía sigue atrapando a quien llega hasta allí.
Y a mis compañeras de clase que me hacen recorrer entusiasmada cientos de kilómetros para estar con ellas todos los jueves y compartir esa hora mágica de danza, risas y amistad.
A Josune, que siempre ha estado ahí a mi lado. Gracias por dedicarme tu tiempo y amistad, por tu ayuda, por corregir todos esos borradores “infumables” y por tu entusiasmo que me ha animado a seguir adelante en momentos de bajón. Gracias por estar siempre pendiente de lo que necesitaba y por ese día Thelma & Louise que ha sido lo mejor de la Tesina.
A Elena que me acompaña desde hace tiempo y que lleva meses siendo testigo de cómo este trabajo iba haciendo un poco de lado a acinetobacter, a clases, a artículos, etc. Siempre dispuesta a coger el testigo y a hacer que sigamos avanzando juntas. Sin este apoyo no estaría dónde estoy hoy ni le habría podido dedicar a este trabajo el tiempo necesario.
A los profesores de la Universidad del País Vasco UPV/EHU cuyos artículos, libros e ideas han sido claves para que esta Tesina tenga sentido. Gracias Eukene por tu “femme aux serpents” y la referencia de ORLAN que dieron la clave a este trabajo y también a las danzarinas orientales que van a ser mi objetivo en un futuro no muy lejano. Gracias también a Fernando por su artículo, su ayuda e interés. Y gracias por los conocimientos y entusiasmo que transmitís por la Historia del Arte que hacen que cambie la vida de vuestr@s alumn@s.
Y, aunque con un sabor agridulce, también a Jesús que me enseñó por primera vez a Simonetta Vespucci, que me emocionó con conferencias increíbles y con libros extraordinarios.
Gracias a Manu, Ilham y Andoni por sus fotografías; a Carmen por sus poesías y comentarios que tan generosamente me han regalado y que forman ya para siempre parte de este trabajo. A Eva por su amistad incondicional y por ser cómplice de todas mis locuras.
A mi hermana que ha tenido que soportar meses de “okupación” no sólo de casa sino de conversaciones monotemáticas con el ofidio como tema central. Sin ella, sin su apoyo y cariño, tampoco habría llegado nada lejos. Gracias por buscar libros, por acompañarme a tiendas imposibles por Lavapiés, por tener siempre un sitio en tu casa para mí. Gracias por estar ahí siempre que lo necesito. Y a Juan que me ha soportado estoicamente en esa invasión de “orientalismo” y que tan amablemente me ha llevado y traido desde el campamento base siempre que lo he necesitado.
Y “the last but not the least”, a mis hijas, Almudena y Marina, las verdaderas protagonistas de esta historia y de mi vida. Por ellas estoy aquí y pensando en ellas he escrito este trabajo. Me han traído libros, me han acercado profesores, me han escuchado en mis charlas aburridas y cansinas y han visto como me abducía sin remedio en torres de libros y páginas web. Gracias por comprender todo el tiempo que le dedicado y por el que le habeis dedicado vosotras, ha sido muy bonito compartir momentos extraordinarios con un objetivo común. Sólo deseo que cuando leais este trabajo, os guste, más allá de las palabras que hay escritas.
Y al DNA y a la Serpiente Cósmica que me ha traido recuerdos de nombres de mis ancestros que de otra manera habrían quedado olvidados.
A…Paula, Juana, Vicenta, Ángela, María, Josefa, Agustina, María, Manuela, Tomasa, Juana, Ángela, Lucía, Juliana, Jacinta, Juliana, Almudena, Marina…
WAKE THE SERPENT NOT
Percy Bysshe Shelley (1819)
“Wake the serpent not-lest he
Should not know the way to go,-
Let him crawl which yet lies sleeping
Through the deep grass of the meadow!
Not a bee shall hear him creeping,
Not a may-fly shall awaken
From its cradling blue-bell shaken,
Not the starlight as he´s sliding
Through the grass with silent gliding.”
“No despertéis jamás a la serpiente,
por miedo a que ella ignore su camino;
dejad que se deslice mientras duerme
sumida en la honda yerba de los prados.
Que ni una abeja la oiga al arrastrarse,
que ni una mosca efímera resurja
de su sueño, acunada en la campánula,
ni las estrellas, cuando se escabulla
silente entre la hierba, escurridiza.”
Traducción de Juan Abeleira y Alejandro Valero
1. Introducción
“La verdad no vino al mundo desnuda, sino que vino en
forma de tipos e imágenes. No existe otra forma de recibir la
verdad…”
Evangelio de San Felipe
La serpiente, símbolo de la energía y de la fuerza, es uno de los animales con mayor representación iconográfica a lo largo de la Historia presentando significados duales y multivalentes. Existen varias razones que explican esta diversidad: por un lado, se deben a las características de este animal como avance reptante, asociación con los árboles y analogía con ramas y raíces, muda de la piel, lengua amenazante, movimiento ondulante, silbido, forma de cuerda y agresividad por enlazamiento de sus víctimas y por otro lado, su multitud de hábitats como los lagos y estanques, pozos, fuentes, bosques, desiertos e incluso el mar. El papel de la serpiente en la mitología de todo el mundo está ampliamente documentada y ha sido figura central en numerosos cultos a través de la historia.
En el Paleolítico y Neolítico ya se encuentran numerosas pruebas de su importancia en forma de líneas serpenteantes grabadas en piedras y paredes de grutas y cavernas. Y en civilizaciones Sumerias y tribus antiguas del Golfo Pérsico y Mesopotamia existía el culto a la serpiente o a la figura de dioses y diosas serpiente. En Grecia y Roma eran protectoras de los hogares y símbolo de la salud, característica que perdura hasta nuestro tiempo y cuyo ejemplo lo tenemos en los logotipos que representan a la Medicina y Farmacia.
La serpiente siempre ha estado muy ligada al principio femenino y así en las culturas primitivas fue el símbolo de la diosa o la diosa misma probablemente debido a la energía que emanan sus anillos, y que enroscados en espirales se convierten en grafismo del eterno devenir, del ciclo de la naturaleza y del cosmos. Esta conexión es evidente en numerosas deidades mediterráneas que se representaban llevando una serpientes en una o ambas manos (Astarté, Demeter, Artemisa), en las sacerdotisas cretenses o en personajes mitológicos con cabellos de serpientes (Gorgonas, Erinias).
Los canales de energía natural magnética que se mueven en el interior de la tierra, son a menudo descritos como una corriente serpenteante. Los movimientos de los planetas y estrellas modifican la fuerza de estas corrientes. La comprensión de estos movimientos ha sido de enorme importancia no sólo en el mundo antiguo sino para la humanidad en todas las épocas. Muchos movimientos de la tierra visibles sólo desde el aire, y que todavía no han sido definidos con precisión, representan serpientes sinuosas.
En culturas orientales budistas e hinduistas son protectoras de las fuentes de la vida y de la inmortalidad. En el hinduismo, su imagen está muy relacionada con la sabiduría y su ejemplo más evidente está en el concepto Kundalini representada como una serpiente femenina enrollada en la zona pélvica del cuerpo que se va levantando a medida que se va desarrollando el conocimiento personal y mediante la práctica del yoga. La serpiente, sobre todo la cobra, es un animal tremendamente respetado y que forma parte de la iconografía de muchos de sus dioses como Shiva Nataraja, señor del universo y que, curiosamente, se representa danzando sobre el diablo de la ignorancia.
Sin embargo, la dualidad es precisamente lo más característico de la serpiente y así también presenta aspectos negativos relacionados con la muerte, la destrucción, el mal y el pecado que, aunque presentes en casi todas las culturas, se hizo muy evidente con el Cristianismo y otras religiones centradas en lo masculino como el Judaísmo e Islamismo. En este aspecto, fue especialmente determinante para la figura femenina ya que se asoció mujer con el mal y el pecado y se representó con la imagen de una serpiente, o mujer con serpientes o serpiente con cabeza de mujer de las que existen múltiples ejemplos en los templos románicos y góticos y en los códices iluminados de la Edad Media. Estas imágenes tuvieron una influencia clave sobre el pensamiento de la época, y con toda probabilidad sirvieron para expandir en esa época la misoginia, que ya había empezado en Grecia y Roma, y cuyo momento más dramático fue la “caza de bruzas” con la Inquisición. Los mensajes que transmitían esas imágenes, el pecado y el castigo, eran accesibles y fácilmente interpretables por una población que, mayoritariamente analfabeta, no tenía acceso a los libros y manuscritos.
En la actualidad, el poder de la imagen es más evidente que nunca. Debido al desarrollo de los medios audiovisuales la influencia sobre la sociedad de la imágenes emitidas a través del cine, la televisión o internet es más grande que nunca. Debido a la omnipresencia de estos medios de masas en nuestra sociedad es posible recibir gran cantidad de información de una manera rápida y eficaz y hemos pasado a recibir hasta 60 imágenes por segundo con los formatos de alta definición. La televisión, los ordenadores y los móviles se han convertido en potentes medios generadores de imágenes y son la fuente más utilizada de información, educación y, en muchos casos, de manipulación a través de mensajes subliminales.
La serpiente no sólo ha estado presente en la cultura de forma estática en obras de arte tanto pintura, escultura o arquitectura sino que su movimiento es la base de numerosas danzas tanto primitivas como actuales. Este es el caso de las Danzas Orientales en las que el movimiento serpenteante es una seña de identidad. Diferentes pueblos de la antigüedad, celtas, sumerios, aborígenes, indígenas, egipcios, persas, hindúes, etc. la han utilizado, y siguen utilizándola, bien con un fin práctico para atraer la lluvia, mejorar las cosechas y la fertilidad pero también como espectáculo para generar arte, belleza y entretenimiento.
A lo largo de la historia la serpiente ha estado ligada a la figura femenina, desde las diosas primitivas a Eva, en relación con el poder femenino de fuerza y regeneración pero también con el pecado. Y también en la Danza y el Arte del siglo XXI nos encontramos con esa misma situación ya que desde finales del siglo XIX muchas figuras femeninas claves e innovadoras en el mundo de la Danza y de las Artes han utilizado la figura o el movimiento de la serpiente como distintivo de su libertad e independencia y con el objetivo de luchar por la visibilidad de la mujer en la sociedad.
Por todo lo anterior, el objetivo principal del presente trabajo es realizar un estudio de la iconografía de la serpiente a lo largo del tiempo, analizar su simbolismo y compararlo en las distintas culturas de Oriente y Occidente, con especial interés en la relación de la figura femenina y la serpiente y con el nexo común de las Danzas Orientales serpenteantes. Para lograrlo se plantean los siguientes objetivos parciales:
- Plantear una revisión de las características generales de la iconografía y simbolismo de la serpiente y su presencia en las Danzas Orientales.
- Realizar un recorrido histórico y búsqueda de imágenes representativas desde la Prehistoria hasta el momento actual en culturas de todo el mundo.
- Estudiar sus características y propiedades cómo símbolo en la iconografía desde la Revolución industrial a la actual época de la globalización en la que los medios audiovisuales se han hecho omnipresentes. En este objetivo se pretende profundizar en el papel del cuerpo femenino como formato visual.
- Analizar comparativamente las similitudes y diferencias en distintas culturas de Oriente y Occidente a lo largo del tiempo y establecer la influencia de la asimilación serpiente-mujer en la consideración de la figura femenina.
1.1 SÍMBOLOS Y SIGNOS: definiciones y diferencias conceptuales desde la antropología y la semiótica
La palabra símbolo tiene una variedad de significados según se analice bajo el punto de vista de la lingüística, la atropología, la semiótica, la filosofía o la psicología. Su significado se hace más complejo en relación al sentido que le dan una u otra corriente de esas disciplinas y de la época y contexto en que se localice su uso.
Para los griegos el símbolo designaba un contrato, un convenio o una señal convenida y, entre otros, podía referirse a un estandarte, un santo y seña, un distintivo, un credo confesional, un billete de entrada a un teatro, un talón o billete que de derecho a algo o cualquier expresión de sentimiento.
1.1.1. Definiciones desde la antropología
Claude Lévi-Strauss define la cultura como un conjunto de sistemas simbólicos que tienen situados en primer término el lenguaje, las reglas matrimoniales, las relaciones económicas, el arte, la ciencia y la religión. Según él estos sistemas tienen la finalidad de expresar determinados aspectos de la realidad social, e incluso las relaciones de estos dos tipos de realidad entre sí, y las que los sistemas simbólicos guardan los unos frente a los otros. También postula que la sociedad y la cultura tienen un origen simbólico y que lo simbólico determina el orden del mundo (1). Otros antropólogos como Clifford Geertz opinan que el concepto de cultura es entendido como sistemas de signos interpretables que él llama símbolos y para Víctor Turner símbolo es una cosa de la que, por general consenso, se piensa que tipifica naturalmente, o representa, o recuerda algo, ya sea por la posesión de cualidades análogas, ya por medio de asociación de hecho o de pensamiento (2).
1.1.2. Definiciones desde la semiótica
Ferdinand de Saussure diferencia símbolo de signo por el grado de arbitrariedad, pero que el primero se distingue por cierta continuidad asociativa entre el significante (imagen acústica) y el significado (concepto) que supone la presencia de un cierto lazo natural. Lo característico del símbolo sería no ser nunca completamente arbitrario; no está vacío. El signo sería completamente arbitrario o inmotivado. Para Charles S. Peirce el símbolo es un signo que se refiere al objeto que denota en virtud de una asociación de ideas generales que son la causa de que el símbolo se interprete como referido a dicho objeto. Y para Iuri M. Lotman la idea de símbolo está ligada a la idea de cierto contenido que, a su vez, sirve de plano de expresión para otro contenido, por lo regular más valioso culturalmente (3).
A pesar de las diferencias en cuanto al significado de la palabra símbolo se puede destacar una característica común que coincide en las definiciones de todos los autores señalados que es que el símbolo representa una realidad física o espiritual, corpórea o psíquica. En torno a este eje común surgen otros atributos: el símbolo tipifica, recuerda, conecta (Victor Turner), reemplaza o sustituye (MarioTrevi), denota (Charles S. Peirce), evoca e indica (Mario Trevi), transporta (Iuri M. Lotman, Clifford Geertz), expresa (Claude Lévi-Strauss, Iuri M. Lotman) y revela (Sigmund Freud y Carl G. Jung).
Si se homologan revelar, conectar, denotar, indicar y expresar en razón de “poner de manifiesto” tanto lo desconocido como lo conocido; evocar y recordar en razón de “traer alguna cosa a la memoria”; reemplazar y sustituir en razón de “poner una cosa por otra”; entonces el símbolo representa revelando, evocando, reemplazando, tipificando o transportando. En una visión más cercana a Jung, los símbolos son también elementos estables que nunca pertenecen a un solo corte sincrónico de la cultura, siempre atraviesan ese corte verticalmente, viniendo del pasado y proyectándose al futuro (4).
1.1.3. La visión de Carl Gustav Jung (1875-1961)
Carl Gustav Jung, psiquiatra, psicólogo y psicoterapeuta suizo dedicó su vida al estudio de los símbolos y su importancia en la vida psíquica. Distinguía los símbolos de los signos conscientemente inventados de la vida diaria, definiéndolos como “términos, nombres o incluso imágenes que pueden resultarnos familiares en la vida cotidiana, pero que también tienen connotaciones específicas además de su significado obvio y convencional. Implican algo vago, oculto y desconocido para nosotros”. Se generan en el inconsciente como expresión espontánea de algo interno que no podemos expresar con palabras. Como tal el símbolo se convierte en palabras de Jung en “un constante desafío a nuestras ideas y sentimientos” (5). Algunos tipos de símbolos constituyen un lenguaje universal, porque las imágenes y sus significados se presentan
en forma similar y contienen un poder similar a través de las culturas y de los siglos. Los símbolos que constituyen este lenguaje son la expresión natural de fuerzas psicológicas internas (6).
Para Jung una palabra o una imagen es simbólica cuando representa algo más que su significado inmediato y obvio. Tiene un aspecto inconsciente más amplio que no suele estar definido con precisión y si la mente intenta explorarlos se ve llevada a ideas más allá de la razón.
Analizando los sueños de pacientes normales, neuróticos y psicóticos se dio cuenta de la aparición recurrente de ciertas imágenes simbólicas. También le resultó llamativa la similitud entre los símbolos que aparecen en las religiones, los mitos, las leyendas y los rituales orientales y occidentales, particularmente los de movimientos como la alquimia. Para él el simbolismo juega un papel importante en los procesos psíquicos que influyen en todos los aspectos del pensamiento y la conducta humana. Jung pensaba que la psique humana (suma de la actividad mental consciente e inconsciente) poseía una estructura real y discernible. La conciencia comprende las ideas y las acciones que están bajo el control de la voluntad. Bajo ésta está: a) el preconsciente, facultades mentales y los recuerdos que se pueden fácilmente extraer hasta la conciencia; b) inconsciente personal, recuerdos individuales (percepciones, experiencias y deseos reprimidos) que pueden emerger a la consciencia a través de sueños o recuerdos repentinos y; c) inconsciente colectivo más profundamente soterrado en la psique y sede de los modelos instintivos de pensamiento y comportamiento que a lo largo de milenios la humanidad ha configurado como lo que ahora reconocemos como emociones y valores. Estas imágenes no pueden ser extraidas hasta la consciencia, sólo pueden ser examinadas de forma simbólica, personificadas en hombres o mujeres, o como imágenes proyectadas por nuestras mentes en el mundo exterior. Jung llamó a estos símbolos primordiales arquetipos (7).
Según Jung un individuo es psicológicamente sano cuando la mente consciente e inconsciente están en equilibrio dinámico y la energía psíquica (fuerza vital) fluye desde el inconsciente hasta la consciencia y viceversa. El hallazgo de Jung de que los símbolos arquetípicos pueden utilizarse para explorar los vínculos entre la mente consciente y la inconsciente tuvo una influencia decisiva en sus técnicas clínicas que son muy utilizadas en psicoterapia hoy en día. Las teorías actuales sobre los significados y la utilización de los símbolos proceden en gran parte de las teorías de Jung.
Está demostrado que la humanidad siempre ha utilizado símbolos para expresar su idea de las fuerzas que sustentas la existencia identificadas como elementos, dioses o cosmos y los relatos simbólicos como los mitos y leyendas se han utilizado para expresar cualidades abstractas como la verdad, la justicia, el heroismo, la clemencia, la sabiduría, el valor y el amor. Según Jung todos hemos nacido con predisposición instintiva hacia esas cualidades como una serie de anteproyectos internos o arquetipos de lo que significa ser humano.
Los principales arquetipos con sus aspectos positivos y negativos serían los siguientes:
- Anima o arquetipo femenino: es la encarnación de los elementos femeninos en la psique masculina. Aparece en la mitología como diosa, prostituta, hada o bruja. Puede estar dotada de poderes espirituales y poseer la sabiduría secreta de la tierra, de los elementos y los océanos o aparecer como la mujer seductora, despiadada y calculadora.
- Ánimus o arquetipo masculino: representa el aspecto masculino en la psique femenina y que a menudo cambia conforme la mujer se desarrolla psíquicamente. Puede ser el ideal de virilidad, héroe, aventurero o el hombre cruel y destructivo que trata a la mujer como objeto sexual.
- Madre: rige el mundo invisible de las emociones y sentimientos. Aparece como la Madre Naturaleza, la madre tierra, las diferentes diosa de la fertilidad o animales nutricios o tener un aspecto destructivo ya que puede negar el alimento.
- Padre: amo del mundo material y temporal. Puede tener presencia protectora, el rey sabio de la leyenda, el legislador y juez justo o el tirano, el monstruo, el dios Cronos que devora a sus propios
hijos. - Tramposo: energía rebelde de la vida psicológica que se complace en negar o cuestionar el statu quo. Puede destruir nuestra confianza en nosotros mismos y socavar nuestras creencias más preciadas, pero también puede cumplir objetivos positivos, al despojarnos de nuestra satisfacción y hacer que nos replanteemos nuestras metas.
- Sombra: Es una expresión de los deseos básicos y antisociales de los que nos avergonzamos y que tratamos de ocultar en el subconsciente. Responsable de las crueldades que la gente ha inflingido a los demás desde los albores de la Historia. Es la parte obstinada y egoísta de la naturaleza humana. También juega un papel positivo proporcionándonos un obstáculo interior que hemos de superar.
En la Edad Media y mucho antes que los fisiólogos demostraran la presencia de hormonas masculinas y femeninas en todos los seres humanos, se decía que “cada hombre lleva una mujer dentro de sí”. Este elemento “femenino” es lo que Jung llamó el “ánima” (8).
1.2. IMPORTANCIA DEL SÍMBOLO EN LA CULTURA
La comunicación humana depende en gran parte de signos, ya sea en forma de palabras escritas o habladas, imágenes o gestos. Estos signos son representaciones de la realidad: ecos conscientemente emitidos e inmediatamente reconocibles de objetos, acciones y conceptos del mundo que nos rodea. Están diseñados para ser precisos en su significado como los mapas, señales de tráfico, palabras y para transmitir información sucinta e inequívoca. Pero hay otro aspecto relacionado con el símbolo que es menos explícito y que es un aspecto relacionado con nuestro inconsciente. En este mundo interior un símbolo puede representar algo que se escapa a la expresión directa (9).
Las antiguas civilizaciones reconocían el poder de los símbolos y los utilizaban profusamente en su arte, sus religiones, sus mitos y sus rituales. Hoy en día toda su carga está en el arte, literatura, cine, y sobre todo en la publicidad que utiliza subliminalmente símbolos de raíces profundas.
Las formas culturales y religiosas de las sociedades se practican y han sido pensadas por los antropólogos como sistemas de símbolos. Dependiendo casi siempre de prejuicios de un evolucionismo unilineal, dichos símbolos fueron teorizados tomando como muestra las sociedades en su evolución y considerados sistemas de pensamiento. Todo esto dio origen a ideas y formulaciones diversas a través de escuelas y métodos que parecían justificar un uso específico de los símbolos religiosos y culturales que utilizaban los antropólogos para explicar otras culturas.
La antropología ha tenido como cometido durante mucho tiempo el análisis de las culturas de una forma específica y algunos autores prefieren referirse a la cultura viva , es decir, a las formas de acción social que pueden ser observadas mediante signos y símbolos (10).
La importancia de los signos en la comunicación y la pervivencia de los sistemas humanos está ampliamente reconocida. En la transmisión de la información en las culturas humanas el ritual sería un elemento importante ya que se comporta como un comunicador de primer orden de una sociedad y el de sus componentes de manera incluso más fiable que el lenguaje. Se puede definir un ritual como “un sistema complejo de actuaciones más o menos fijas organizadas en secuencias temporales, dentro de un calendario, fijo o variable, donde tales acciones estructuradas tienen un sentido político, económico o social y están orientadas a fines importantes para la sociedad que las realiza”. Estos rituales se cargan de múltiples significados sociales utilizando símbolos de condensación, analogías y metáforas (11).
1.3. LOS ANIMALES COMO SÍMBOLOS
Los animales han sido frecuentemente revestidos de un significado simbólico profundo y complejo con el cual las sociedades del pasado y presente pretendieron manifestar diferentes ideas y creencias, difíciles de expresar con otros lenguajes.
La importancia de los animales en el simbolismo es tanto por sus cualidades como por su relación con el hombre. El origen se relaciona con el totemismo y la zoolatría. Por un lado, la caza y ganadería fueron actividades fundamentales para el desarrollo y crecimiento humano y de la civilización y, por otro, los animales fueron divinizados y recibieron culto, convirtiéndose en símbolos de poder. Es más, se les convierte en signos que representan cualidades morales.
El papel de los animales en la Protohistoria y Edad Antigua está íntimamente relacionado con la esencia misma del hombre ya que no se puede entender al ser humano sin tener en cuenta su relación con el medio en el que habita. La cultura sería el mecanismo que utiliza para sobrevivir, física y anímicamente. Las explicaciones ultraterrenales del comportamiento del medio sería una forma de reducir la tensión de la propia existencia y de la certeza de la muerte. El hombre hace suyos los valores que observa en los animales para mimetizarse con la naturaleza en esa búsqueda del equilibrio existencial (12).
Según Jung, “el animal representa la psique no humana, lo infrahumano instintivo, así como el lado psíquico insconsciente”.
En Occidente, las primeras referencias de simbolismo animalístico son Aristóteles y Plinio, pero más concretamente del libro Physiologus escrito en Alejandría en el siglo II d.C. Uno o dos siglos más tarde la Hieroglyphica de Horapolo supuso una aportación clave para entender los jeroglíficos egipcios que continuó en la Edad Media con los bestiarios medievales.
En la antigüedad, el hombre y los animales convivían en un plano de igualdad pero el Cristianismo colocó al hombre en la cúspide de la creación. Así en el tratado sobre los animales de San Isidoro de Sevilla, se resume el conocimiento antiguo del mundo animal según la tradición de Plinio el Viejo y se sienta las bases de esa nueva visión moral que establece la supeditación de los animales al hombre. Según Santiago Sebastián todos los bestiarios medievales se basan en esas fuentes y repiten sus ideas insistentemente (13). Los animales aunque estén dominados no dejan de producir inquietud en la mente humana. Además, en esa época existían dificultades para comprender el papel del hombre en la Naturaleza y se cree que esta es la razón que explica las afirmaciones de Santo Tomás que afirmaba que tras la resurrección, en el reino de los Cielos los animales no existirán porque ya no serán necesarios.
En la Edad Media ya se realizaba un programa iconográfico más elaborado partiendo de las fuentes clásicas greco-latinas y de la tradición bíblica. Más tarde se amplió con aportaciones de origen germánico, al mismo tiempo que se enriquecía y creaba un código propio de significados simbólicos en torno a los animales.
Durante el Renacimiento se recuperó la filosofía de Aristóteles y Plinio el Viejo comprendiéndose que la naturaleza humana y animal era la misma lo que ha demostrado la ciencia hoy en día.
Los animales además de presentar características positivas o negativas constantes expresan la jerarquía de los instintos. Por ejemplo, la lucha del águila contra la serpiente, la victoria del león sobre el toro suele significar la del día sobre la noche, de la luz sobre las tinieblas y la del bien sobre el mal. La clasificación simbólica suele corresponder a la de los cuatro elementos y así los seres acuáticos y anfibios corresponden al agua; los reptiles a la tierra; las aves al aire y los mamíferos al fuego. También se clasifican en naturales y fabulosos (quimera, esfinge, lamia, minotauro, sirena, unicornio, grifo, arpía, dragón…). Y solares y lunares siendo éstos a los que muestran alternancia en su vida con apariciones y desapariciones periódicas (14).
Algunos animales por sus características sobresalientes, como el águila y el león, han desempeñado un papel importante en el alegorismo mundial.
Referencias
1- Taipe Campos, N.G., 2013.
2- Jimeno Salvatierra, P., 2006, p. 17-21.
3- Jimeno Salvatierra, P., 2006, p. 40-53.
4- Taipe Campos, N.G., 2013.
5- G. Jung, C.G., 1995, p. 20.
6- Fontana, D., 1993, p.11
7- Fontana, D., 1993, p.13.
8- G. Jung, C.G., 2008, p. 31.
9- Jimeno Salvatierra, P., 2006, p. 21.
10- Jimeno Salvatierra, P., 2006, p.49.
11- Jimeno Salvatierra, P., 2006, p. 93.
12- García Huerta, M.R., 2012, p. 13.
13- Sebastián, S., 1986, p. I-XIX.
14- Cirlot, J.E., 2011, p. 83.
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Procedencia de las imágenes
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Figura 9. Web románico aragonés http://www.romanicoaragones.com/
Figura 10. Web Seres mitológicos de los indios norteamericanos (2013)
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Figura 13. El ritual de la serpiente, Warburg, A. (2008)
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