Conciencia pélvica II

Tesina: Bibiana Casas Senpau

Diploma Universitario en Danza Oriental 2011/2012


4. Anatomía y cinesiología de la cintura pélvica

Anatomía de la pelvis

En el plano motor, el cuerpo está formado por un número de elementos: huesos, músculos y articulaciones que forman una unidad. Todos actúan coordinados en un trabajo común, pero cada uno de ellos tiene una tarea específica que cumplir a los demás. Todos los huesos están unidos entre sí a través de articulaciones y músculos, adquiriendo una gran sujeción a la vez que una extraordinaria movilidad. Músculos y articulaciones unen huesos y segmentos corporales.
Un segmento conforma una parte del cuerpo que puede tener movilidad independiente y aislada de las demás. (34) La pelvis, es un segmento corporal, ya que puede tener movilidad independiente y aislada del resto del cuerpo.

La arquitectura de la pelvis, según Blandine Calais-Germain, (…) contribuye a transmitir las fuerzas descendentes del peso del tronco hacia los fémures, y las fuerzas ascendentes de las contrapresiones del suelo – vía miembros inferiores – hacia el tronco. (…) Des de la pelvis, el movimiento puede fluir libremente hasta los extremos del cuerpo; manos, pies, cabeza y piernas, proyectándose también al exterior. (…) El movimiento pélvico alternativo y encadenado se manifiesta como una ondulación armónica que recorre todo el cuerpo manteniendo vivos, irrigados y equilibrados todos los segmentos y articulaciones. (35) En el apartado anterior vimos que en muchos individuos la pelvis queda anclada, y desplazada del centro de gravedad, y precisamente cuando esto ocurre el movimiento pélvico queda bloqueado, y el pasaje de energía des del centro de nuestro cuerpo hacia arriba y abajo no fluye idóneamente.

Se habla mucho de la pelvis en las técnicas corporales y es citada a menudo como base del tronco. También son propuestos sus movimientos como movimientos fundamentales para orientar la estática y la dinámica del cuerpo. Y sin embargo la pelvis ósea suele ser muy mal visualizada por la gente. (36)
El modo en que uno se imagina la pelvis, a menudo está muy lejos de la realidad. Algunas personas la imaginan plana y no volumétrica, otras veces se imaginan sus partes como piezas sueltas, sin estar reunidas en un todo coherente. Más adelante se explicará como se mueve la pelvis, la cinética de este importante segmento de nuestro cuerpo. Pero antes, para evitar males entendidos y para conocer mejor nuestra pelvis, conozcamos los huesos y articulaciones que la componen. Antes de estudiar su mecánica, estudiamos su forma y composición.

Huesos y articulaciones de la Pelvis
La pelvis es como un gran anillo óseo de formas irregulares, que une el tronco con los miembros inferiores y está compuesta por cuatro huesos:

  • Dos huesos ilíacos (huesos coxales), situados por delante, a los lados, y un poco hacia atrás
  • Sacro, situado por detrás y en el medio
  • Coxis, el cual prolonga el sacro hacia abajo

Normalmente, estos cuatro huesos en la mujer están más abiertos, para facilitar el embarazo y el nacimiento de los bebés.

Los huesos de la pelvis se unen entre sí a través de las articulaciones intrínsecas:

  • Dos articulaciones sacroilíacas, en la parte posterior, que unen el sacro con los huesos ilíacos
  • La Sínfisis púbica, en la parte anterior, que une un hueso ilíaco con el otro por las regiones del pubis

A su vez, la pelvis se articula con el esqueleto adyacente a través de las articulaciones extrínsecas.

El sacro y el coxis forman parte de la columna vertebral. El sacro está relacionado con la vértebra más baja de la columna lumbar. La pelvis se articula con la columna a través de la articulación sacrolumbar o lumbosacra.

Los dos huesos ilíacos corresponden a los miembros inferiores (las piernas). Cada hueso ilíaco está en relación directa con el fémur correspondiente. Los huesos ilíacos se articulan con el fémur a través de la articulación coxofemoral o de la cadera.

Cada cadera une dos superficies articulares: la cabeza femoral, superficie articular en forma de dos tercios de esfera situada en el extremo superior del cuello del fémur, se articula dentro del acetábulo o cótilo, zona articular del hueso ilíaco en forma de cuenco. Las superficies están recubiertas por un grueso cartílago. Son como una esfera llena que se encaja en una esfera vacía.

 

La articulación coxofemoral o de la cadera permite movimientos en todos los sentidos, es muy fuerte y extremadamente estable.
En su interior, la pelvis parece un cuenco sin fondo. Esta cara interna de los huesos pélvicos también se denomina pelvis endopélvica.
La pelvis interna se comprende a su vez en dos partes:

  • La pelvis mayor, ancha y abierta por delante, donde se insertan los músculos del abdomen y donde se encuentran las vísceras abdominales bajas.
  • La pelvis menor, donde encontramos los músculos del suelo pélvico y las vísceras pelvianas, la vejiga urinaria, los órganos genitales, y parte terminal del tubo digestivo (recto y ano).

En su exterior, encontramos principalmente la conexión con los muslos a partir de la articulación de la cadera. Esta cara externa de los huesos pélvicos también se denomina pelvis exopélvica.

La función de las articulaciones es generar movimiento entre dos huesos y es la presencia de articulaciones la que permite al esqueleto ser flexible. (…) el cuerpo se mueve por medio de las articulaciones con el fin de cambiar su manera de presentarse en el espacio o para cambiar la relación entre sus parte.” (37)
Hay varios tipos de articulaciones que poseen distintos grados de movilidad, desde articulaciones totalmente móviles hasta articulaciones fijas sin grado apreciable de movimiento.

Las articulaciones están revestidas de una capa de tejido elástico y resistente de 2 a 4 milímetros de espesor, el cartílago articular, una delgada capa que recubre los extremos óseos e impide su roce directo para evitar el desgaste. El cartílago amortigua la sobrecarga de presión de las superficies articulares y permite el desplazamiento de las superficies óseas sin que se produzca fricción entre ellas.

Los ligamentos son bandas fibrosas resistentes que confieren estabilidad a la articulación siendo fundamentales para el movimiento de los huesos. A diferencia de los tendones, que conectan músculos con hueso, los ligamentos interconectan huesos adyacentes entre sí. En una articulación, los ligamentos permiten y facilitan el movimiento dentro de las direcciones anatómicas naturales. Los ligamentos limitan el movimiento de una articulación y le confieren estabilidad. Al limitar el movimiento de la articulación, previenen su luxación**, impidiendo que el movimiento supere lo que la estabilidad permite.(38)

Los ligamentos iliolumbares refuerzan la articulación sacrolumbar: van des de las de las vértebras L4 y L5 hasta la cresta ilíaca.
Los ligamentos sacroilíacos son numerosos y potentes, ya que en bipedestación estática, la articulación sacroilíaca se somete a tensiones muy fuertes.

Los dos huesos ilíacos  (o coxales)

Son dos huesos de gran tamaño, planos de forma irregular, que se encuentran en torsión sobre sí mismos, formando a la par el techo y la base de la pelvis.

Existen 3 puntos de referencia muy importantes de los ilíacos que son fáciles de localizar: las crestas ilíacas, el pubis y los isquiones.

El borde o contorno superior del hueso ilíaco, muy fácil de palpar, es la cresta ilíaca. Esta región se divide en la parte que sobresale por delante, la espina ilíaca anterosuperior (EIAS) Y su parte más posterior, menos saliente, la espina ilíaca posterosuperior (EIPS). Saber localizar las crestas ilíacas es muy importante para poder reconocer la movilidad de la pelvis.

La EIAS o espina ilíaca anterosuperior, a menudo es un poco sobresaliente por debajo de la piel. Este es un punto de referencia para situar, con la ayuda de la mano, la horizontalidad o la inclinación lateral de la pelvis durante el movimiento.

Las EIAS, son más fáciles de localizar que las EIPS. Si empezamos palpando la EIAS y des de allí seguimos hacia atrás, notamos que la vía ósea que toma diferentes direcciones: hacia arriba y a los lados. Vamos recorriendo el hueso hacia atrás y finalmente hacia el centro de la espalda, para terminar el trayecto hacia abajo, en la EIPS, más difícil de encontrar.
Por debajo y delante del hueso ilíaco encontramos la espina ilíaca anteroinferior (EIAI), difícil de localizar porque está rodeada de músculos, vasos y nervios.

Y un poco más abajo y adelante el pubis. A este nivel, los dos huesos ilíacos se encuentran uno con el otro formando la articulación denominada sínfisis púbica por delante de la pelvis, con su fibrocartílago en el centro. El fibrocartílogo de la sínfisis púbica tiene una forma cilíndrica un poco ovalada, aplanada de delante hacia atrás, es un poco deformable y posee una movilidad que se parece a la de un disco intervertebral. Es deformable en todos los sentidos como una rótula, permitiendo el movimiento de los huesos ilíacos en todos los planos. Estos movimientos no poseen amplitud pero si multidireccionalidad. Los ligamentos de la sínfisis púbica recorren toda esta región por delante, detrás, encima y debajo del fibrocartílogo, uniendo un pubis con el otro; manteniendo los dos huesos juntos e impidiendo su separación.

Podemos apreciar la altura de esta región palpando su borde superior hacia el abdomen y su borde inferior hacia la vulva (con suavidad, ya que en medio se encuentra el clítoris).

Podemos sentir su movimiento colocando los dedos por encima de la sínfisis, mientras que ejecutamos desplazamientos que movilizan la pelvis (por ejemplo, andando a grandes pasos).

El isquion o tuberosidad isquiática, es la parte baja y posterior del hueso ilíaco, es una zona grande y redondeada, que despunta por debajo de la nalga. Para poder explorar esta zona se puede hacer des de una posición sentada, colocando la mano debajo de las nalgas y apoyándose con suavidad. Sin embargo, para poder explorar mejor esta zona es necesario acostarse de lado. Saber donde se encuentra el isquion también nos puede servir de gran ayuda para reconocer la movilidad de la pelvis.

Si palpamos des del isquion hacia la parte interior del hueso ilíaco, nos encontraremos con la región del periné. (39)

Relación Isquion-Cresta ilíaca

Sentadas en una silla, colocamos la mano derecha debajo del isquion derecho y la mano izquierda en la cresta ilíaca del mismo lado. Al bascular la pelvis, percibimos los movimientos del hueso ilíaco entre las dos manos, y nos damos cuenta que la parte alta y la parte baja se desplazan en sentido contrario.

Si la cresta ilíaca avanza, el isquion retrocede. Si la cresta ilíaca retrocede, el isquion avanza. Si la cresta ilíaca se separa hacia el exterior, el isquion entra hacia la cara interna. Y Si el isquion se separa, la cresta ilíaca entra hacia la cara interna (Este último movimiento es muy reducido y por esta razón es más fácil de palpar en posición acostada sobre la espalda y con las piernas flexionadas).

La cresta ilíaca no es la CADERA:

La pelvis se une a las extremidades inferiores a través de las dos articulaciones coxofemorales, denominadas habitualmente, caderas.
A menudo situamos las caderas en el lugar de las crestas ilíacas por lo tanto en la cintura. Esto es un error muy habitual, están más abajo. La parte superior del fémur presenta una saliente voluminosa: el trocánter mayor, sobre el cual nos apoyamos al acostarnos de lado. Aproximadamente en esta altura y hacia el interior está la articulación de la cadera.

EL SACRO, el tercer hueso de la pelvis

Es un hueso de forma triangular de carácter irregular, formado por cinco vértebras que están como soldadas.

Su cara posterior es más bien abombada (convexa); se adapta fácilmente a la forma cóncava de la mano y a las dimensiones de la misma. En su cara anterior es cóncava. Tanto la concavidad como la convexidad varían de una persona a la otra.

En algunas personas la cresta sacra les sobresale bastante hasta el punto de molestarles al estirarse boca arriba en el suelo o al rodar sobre si mismo en el suelo. ( para estas personas es muy aconsejable -sino imprescindible-, utilizar colchoneta para realizar ejercicios en el suelo)

El sacro se articula por su derecha y su izquierda con los huesos ilíacos a través de las articulaciones sacroilíacas. Esta unión tiene una forma de L invertida, un poco cóncava en el sacro y convexa y ovalada en el hueso ilíaco. Es importante reparar en esta forma ya que explica los diferentes movimientos de la articulación sacroilíaca. Esta articulación en realidad posee una movilidad muy reducida.

La parte inferior del sacro se articula con el coxis, el cuarto hueso de la pelvis.

EL COXIS, el cuarto hueso de la pelvis
El coxis prolonga la cresta sacra hacia abajo. Se trata de un pequeño hueso situado debajo del sacro, que consta de tres a cinco vértebras estrechadas, no reconocibles. Este hueso tiende a osificarse con la parte baja del sacro a partir de los 20 años de edad. A partir de la misma edad, también tiende a osificarse otra zona articular, su parte más alta con su parte más baja.

Se encuentra detrás del ano, entre los glúteos. Para encontrar fácilmente el coxis con la mano, nos podemos acostar de lado con las rodillas flexionadas. Adaptamos la mano a la forma del sacro, nuestro dedo corazón se encuentra así al a altura del coxis, en la parte superior del pliegue de las nalgas.
En resumen:
Huesos y articulaciones:
La pelvis: 4 huesos y sus articulaciones

  • Dos huesos ilíacos
    – Articulación coxofemoral (la cadera)
  • Sacro
    – Articulación sacroilíaca
    – Articulación sacrolumbar
  • Coxis

Movimiento: Cinética de la pelvis
Al igual que sucede con la representación gráfica de la pelvis, sus movimientos, en general, son mal definidos por una gran parte de las personas, y a causa de ello muy a menudo son mal ejecutados.
En muchas ocasiones no se diferencia entre los movimientos propios de la pelvis y aquellos de la pelvis con referencia a las regiones vecinas.

Podemos distinguir tres tipos de movimientos de la pelvis: los que se producen entre la pelvis y los fémures, entre la pelvis y las lumbares y entre los mismos huesos de la pelvis.

Movimientos intrínsecos
Cuando la pelvis se mueve sobre sí misma, entre sus propios huesos, se habla de movimientos intrínsecos. En la vida cotidiana, estos movimientos de la pelvis son muy reducidos. Lo más frecuente es que se produzcan al mismo tiempo que los que inducen el movimiento de la pelvis sobre las caderas o sobre la columna lumbar, ya que anatómicamente los niveles son poco disociables.

Son movimientos que tienen lugar entre el sacro y los ilíacos, al nivel de las articulaciones sacroilíacas, y entre los dos ilíacos, por su parte delantera, al nivel de la sínfisis púbica. Son muy sutiles, sólo de algunos milímetros, pero de todos modos permiten notables cambios en la forma de la pelvis y a veces se vuelven imposibles a causa de bloqueos o de limitaciones de sus articulaciones.

Con estos movimientos los estrechos de la pelvis endopélvica sufren pequeños cambios en su forma.
Son unos movimientos que pueden entenderse mucho mejor sensibilizándonos con los cambios de forma que experimenta la pelvis durante el parto.(40)
Movimientos extrínsecos
Cuando la pelvis se mueve en relación con las regiones adyacentes (tronco y fémur), se habla de movimientos extrínsecos.

Partimos de la posición neutra de la pelvis. Ya vimos que se corresponde con una posición en que la EIAS y la sínfisis púbica están en el mismo plano frontal. La alineación vertical de estos tres puntos anatómicos de referencia se emplea como un método sencillo para evaluar la posición de la pelvis. Siendo más precisos, también se tienen en cuenta otros planos, como que una EIAS no esté más alta o baja, ni girada hacia delante o atrás respecto la otra EIAS. Quedando así la pelvis bien nivelada.

 

La pelvis se mueve en relación con la columna lumbar
Hay una cierta movilidad de la pelvis hacia atrás o hacia adelante en relación con la columna lumbar. Son movimientos en relación entre el sacro y la vértebra lumbar L5. Apenas se dan movimientos laterales, ya que los ligamentos iliolumbares los impiden; apenas se dan rotaciones, ya que el tope óseo de las articulaciones no las permite.

Cuando se acentúa la curva cóncava de las lumbares (lordosis o arqueamiento) a menudo esto viene acompañado de una anteversión, y viceversa. Mientras que cuando se disminuye la curva de esta región de la columna, hasta el punto de volverse casi recta (deslordosis o desarqueamiento), se produce al mismo tiempo una retroversión.

Este movimiento se produce en la zona de la cintura.

Cuando se mueve todo el conjunto lumbares y pelvis, es interesante observar y reparar en cuál es la región que se inicia el movimiento. ¿Es la pelvis la que arrastra las lumbares o es la cintura la que arrastra la pelvis?

 

 

La pelvis se mueve a partir de la articulación coxofemoral: La Cadera

Ya hemos visto que las superficies de la cadera son como esferas llenas que encajan en esferas huecas. Esta forma posibilita que el fémur se mueva en todas los sentidos (41) y que la pelvis pueda moverse en todas las direcciones sobre la cabeza del fémur.

Movimientos de basculación
Estos movimientos no dan ninguna modificación sobre la forma interior de la pelvis; los huesos de la pelvis se mueven como un todo, en bloque.

Son movimientos que cambian la orientación de la pelvis. Son movimientos de basculación de la pelvis. La pelvis bascula pivotando alrededor de las dos articulaciones de la cadera en ante/retroversión, en inclinaciones laterales y también puede realizar rotaciones internas y externas. Al mismo tiempo, la columna lumbar, las rodillas y los tobillos se van adaptando a estos movimientos.

Inclinación anterior y posterior

  • Inclinación anterior o anteroversión, Las EIAS se mueven hacia abajo y adelante, mientras que al mismo tiempo, el isquion se desplaza hacia atrás.
  • Inclinación posterior o retroversión Las EIAS se mueven hacia atrás y arriba, mientras que al mismo tiempo, el isquion se desplaza hacia adelante.

Inclinación lateral interna y externa
Se trata de una inclinación lateral de la porción superior de la pelvis de modo que una cresta ilíaca y la EIAS queden por debajo de la cresta y la EIAS opuestas. Con este movimiento desnivelamos así la pelvis, quedando una EIAS más baja que la otra. Al mismo tiempo desplazamos también el isquion.

  • Inclinación lateral Interna, cuando la EIAS se mueve hacia el centro del cuerpo, mientras que al mismo tiempo, el isquion se desplaza hacia el exterior.
  • Inclinación lateral externa, cuando la EIAS se mueve hacia el exterior del cuerpo, mientras que al mismo tiempo, el isquion se desplaza hacia el centro del mismo.

En otras referencias anatómicas del movimiento, se habla de inclinación lateral derecha, cuando la EIAS que queda más baja es la derecha, e inclinación lateral izquierda cuando el lado más bajo es el izquierdo.
Rotación interna y externa
Es un movimiento que provoca la torsión horizontal de la pelvis completa sobre las caderas. Cuando la EIAS se desplaza hacia el centro del tronco se trata de una rotación interna. Cuando gira hacia el exterior, se trata de una rotación externa. Por lo tanto una EIAS se encuentra posterior o anterior a la otra. Según la dirección en que gira la cara anterior de la pelvis, decimos rotación derecha o izquierda. Cuando la EIAS izquierda se encuentra por detrás de la derecha, significa que la EIAS derecha está girando hacia la izquierda. Por lo tanto hablamos de rotación pélvica izquierda. En la rotación pélvica derecha, la EIAS derecha se encuentra por detrás de la izquierda, por lo tanto, la EIAS izquierda está girando hacia la derecha.

La Retroversión (inclinación posterior), la cadera arriba abajo (inclinación lateral interna/externa) y el Twist (rotación interna/externa), son los tres movimientos básicos de basculación que realizamos en la técnica de Danza Oriental.

 

Movimientos de traslación de la pelvis
Nos podemos mover haciendo que la pelvis siempre esté orientada igual en relación con el plano de referencia o el de apoyo (por ejemplo, el suelo). La pelvis se desplaza hacia delante, atrás, hacia los lados y en círculo, sin provocar modificación en su estructura interna, desplazándose como un todo, en bloque.
A diferencia de la basculación (la pelvis pivota alrededor de las dos articulaciones de la cadera), cuando la pelvis se traslada se crean diferencias entre la misma y el abdomen, que ya no estarán superpuestos.
Muy a menudo, se mezclan los movimientos de basculación con la traslación, estos movimientos se conocen como circunducciones: se trata de desplazamientos circulares en todas las direcciones.
Coloquialmente hablamos de contorneos, balanceos, oscilaciones con la pelvis. Se pueden dibujar círculos hacia el suelo, hacia atrás, con la EIAS, con el coxis, con uno de los isquiones o incluso dibujar un ocho de una lado a otro de la pelvis.

Podemos observar traslaciones hacia adelante y atrás, traslaciones laterales, traslaciones circulares.
En Danza Oriental el movimiento de traslación de la pelvis hacia los laterales se conoce como Balance.

En Danza Oriental, hablamos de movimientos combinados cuando combinamos movimientos de basculación y traslación: el Ocho vertical (basculación o inclinación arriba/abajo + traslación lateral), el Ocho Horizontal (basculación o rotación interna/externa + traslación lateral) y el Círculo (posición neutra + traslación lateral + retroversión o inclinación posterior + traslación lateral). Cabe especificar que en Danza Oriental un movimiento combinado también puede ser, si combinamos dos movimientos de basculación, sin traslación, como por ejemplo la Vuelta Africana (inclinación abajo + retroversión + inclinación abajo + posición neutra). Algunos de estos movimientos combinados también se realizan en el método de Conciencia Pélvica.

A partir de todo lo explicado nos podemos hacer una idea a nivel teórico de la gran variedad de movimientos que puede realizar nuestra pelvis anatómicamente hablando.

En resumen:

  • MOVIMENTOS INTRÍNSECOS
  • MOVIMIENTOS EXTRÍNSECOS
    – Movimientos en relación con el tronco
    – Movimientos en relación con la cadera:
    a. Movimientos de basculación
    b. Movimientos de traslación

 

 

Los músculos de la pelvis

El cuerpo se desarrolla bajo la influencia de la gravedad con el fin de que el esqueleto pueda mantenerse erguido sin desperdicio de energía. (…) La gravedad es una potencia que siempre ejerce su fuerza hacia abajo, en dirección vertical hacia la tierra. (…) El cuerpo bien organizado (alineado) contrarresta la fuerza de gravedad mediante la activación de los músculos. En cambio, (…) la postura mala fuerza a los músculos a sustituir parte de las acciones que los huesos ejercen normalmente, desperdiciando así la energía que necesitan para ejercer su función apropiada: la de mover al cuerpo en el espacio. (42)

Sin músculos no hay movimiento. Los músculos son la masa responsable de todos los movimientos que realiza el cuerpo. (…) Los músculos, para funcionar, necesitan cierta cantidad de tono. Actúan en grupos opuestos, contrayéndose y descontrayéndose alternativamente. Y para ejercer debidamente su función de flexionarse y extenderse, necesitan mantenerse flexibles. (43)

(…) El tono es el grado de tensión o de fuerza que el conjunto de nuestros músculos mantienen para realizar sus variadas funciones (…) no se refiere únicamente a un aspecto cuantitativo, sino sobre todo cualitativo. (…) El tono proporciona al músculo la forma, la consistencia, la resistencia.51 Cuando el tono es demasiado alto (hipertonía) el músculo pierde elasticidad, quedándose acortado, contraído y rígido. Las articulaciones están ancladas con escasa movilidad. Los movimientos tienden a ser globales como si el cuerpo fuera un bloque compacto sin segmentos. El movimiento no fluye. Cuando el tono es demasiado bajo (hipotonía) los músculos y articulaciones muestran una excesiva extensibilidad y flexibilidad. Los músculos han quedado alargados. Hay escasa posibilidad de acortamiento y contracción.

Joaquín Benito Vallejo, afirma que el músculo debe tener la máxima capacidad de tensión y de distensión, de fuerza y de flexibilidad, de poder acortarse y alargarse, para desarrollar óptimamente sus funciones y mantenerse sano mucho tiempo. Para ello hay que tener en cuenta que es tan importante la fase de tensión como distensión. En la vida cotidiana y en la práctica de muchas técnicas gimnásticas y deportivas se utiliza a menudo un exceso de tensión, no dejando tampoco tiempo suficiente para distender o no hacerlo conveniente. Ello supone someter al cuerpo a un esfuerzo y agotamiento excesivo por el que con el tiempo perderemos la elasticidad y sufriremos un mayor desgaste.
(…) el músculo es un organismo vivo y eso quiere decir que tiene capacidad de transformación. Pero solo puede recuperase con el trabajo adecuado, equilibrando la fase de tensión y la de distensión. (44)
En todo movimiento encontraremos actuando dos grupos musculares, unos estirándose y otros flexionándose. El haz muscular directamente implicado en la realización del movimiento, el que realiza la contracción, se llama agonista. A la vez hay otro grupo de músculos realizando la acción contraria: estirándose. Este haz muscular es el antagonista, actúa contrarrestando la acción del primero. (…) Entre ambos ha de existir un equilibrio, una complementación, la unidad de los contrarios que se encuentra en todos los órdenes de la naturaleza.

A la fuerza de un músculo se opone otro realizando una contrafuerza del mismo grado. El desequilibrio tónico entre agonistas y antagonistas (…) se produce cuando los agonistas han quedado demasiado acortados y con poca capacidad de estirarse y los antagonistas demasiado alargados, sin capacidad de contraerse. Unos músculos quedan demasiado tensos, y otros por el contrario demasiado flojos. (45)
Este desequilibrio entre estos haces musculares se traduce en la estructura del cuerpo desalineando los huesos. La caída de la pelvis suele ser fruto de un desequilibrio entre agonistas y antagonista en donde los músculos abdominales se han quedado flojos y los lumbares contraídos, por ejemplo.
Para favorecer el equilibrio entre agonistas y antagonistas hemos de trabajarlos – contraerlos y estirarlos- alternativamente. (…) Si unos músculos están acortados hay que favorecer su estiramiento. Si por el contrario están alargados hemos de facilitar su acortamiento. Este trabajo nos podrá ayudar en su recuperación. (46)
Cuando se hace un movimiento, la postura es el soporte y la base de él. Unos músculos ejercen la acción de sostener mientras que otros realizan el movimiento. Una vez más vemos la relación entre postura y movimiento, ahora ya con más detalle, a nivel muscular. (…) podemos decir que la postura es la base del movimiento pero también que el movimiento es el causante de la postura y de la estructura corporal. (47)
Dependiendo de su localización distinguimos entre musculatura profunda y musculatura superficial. La musculatura profunda está relacionada con la estructura interna del cuerpo, la que se encuentra más próxima a los huesos. Desarrolla su actividad sosteniendo y fijando los huesos en el esqueleto, por lo tanto requiere de un tono de fondo, permanente, que es el cimiento, sostén y soporte de la estructura ósea y también de la musculatura superficial. Es un tono antigravítico, que mantiene el equilibrio del cuerpo en contra de la fuerza de la gravedad.(48) La musculatura superficial, recubre a la anterior y se encuentra próxima a la piel. Participa en el diseño de la forma externa y se implica más en el movimiento.
La misma relación dialéctica se establece entre musculatura central y musculatura periférica. La musculatura central corresponde a las partes centrales del cuerpo: la pelvis y el tórax y la musculatura periférica corresponde a los extremos: brazos, piernas, manos y pies.

Según Joaquín Benito, a menudo nos encontramos con una desorganización entre la musculatura profunda y la superficial, y también entre la musculatura central y la periférica. La musculatura profunda y central suele ser débil, resultando muy costoso el mantenimiento de la postura, mientras que la musculatura superficial y periférica está muy tensa, supliendo y compensando la falta de tono de fondo, obligándonos por ello a realizar un excesivo esfuerzo en el desarrollo de la acción y dificultando la modulación del tono. (…) Por el contrario si la musculatura profunda y central es fuerte, la musculatura superficial y periférica puede ser suave, aportando tan solo la energía necesaria para la precisión del gesto y la calidad del movimiento. En definitiva, la musculatura profunda ha de ser de acero para que la periférica pueda se de algodón. (49)

En el interior de la pelvis: EL PERINÉ
El periné es la zona del cuerpo situada en la parte inferior del tronco que forma el fondo de la pelvis. Es una región que consiste en estructuras muy variadas; piel, músculo, grasa, cuerpos eréctiles, vísceras (vejija, recto, útero y vagina en la mujer), ligamentos, vasos y nervios. (50)
La palabra periné puede referirse a todo el conjunto de esta zona, a la parte más superficial (cutánea), o a toda la zona que se encuentra bajo la capa muscular inferior hasta llegar a la piel (entre las vísceras inferiores y la piel).

El periné del hombre y la mujer se diferencian en el alojamiento de los órganos sexuales que habitualmente, son externos, en el hombre e internos en la mujer. El resto de las estructuras, especialmente las musculares, son similares.

En el periné se hallan dos tipos de músculos: el suelo pélvico muscular y los músculos que corresponden a los orificios.

El suelo pélvico muscular: es un conjunto de músculos que forman una especie de suelo, cerrando la pelvis menor en su parte más inclinada. Se refiere a todos los músculos que conforman el suelo del periné, tanto a los de la superficie (esfínteres, que forman conductos) como los más profundos (que sirven de sostén).

Este conjunto muscular asegura una doble función:

  • En conjunto, su misión principal es sostener la parte baja del abdomen, las vísceras de la pelvis menor (vejiga, útero y recto). Gracias a su capacidad contráctil y a su gran fuerza.
  • Permite el paso hacia el exterior o el interior, posible gracias a la elasticidad de las estructuras que lo componen. Esta zona, en las mujeres, está atravesada por tres orificios: la uretra, la vagina y el ano.


Los diferentes músculos que forman el suelo pélvico se disponen en dos niveles: uno superficial y otro profundo.

La capa más profunda, de músculos anchos y gruesos, es conocida como el diafragma pélvico. Estos músculos forman como una hamaca, que sostiene en su concavidad los órganos pélvicos. Responde pasivamente (gracias a su elasticidad) y activa (tiene tono), a las diferentes variaciones de presión en el abdomen.

Músculos de los orificios: son los músculos de las tres vísceras, los esfínteres de la uretra y el ano, los músculos del recto y los pilares de la vagina.

Son muchas las personas que confunden los músculos del suelo pélvico con los músculos que corresponden a los orificios. Sin embargo, es importante ser capaz de distinguirlos mediante un trabajo de representación, sensación y actividad muscular de precisión. Para localizar y sentir como se activa el diafragma pélvico nos puede ser útil imaginar que queremos acercar los dos isquiones entre ellos. Al realizar este movimiento estamos conectando con esta musculatura profunda insertada en nuestra pelvis menor.
Cuando se profundiza en la sensación de los músculos del suelo pélvico es frecuente, al principio, descubrir las sensaciones de los músculos vecinos. A menudo los músculos vecinos se contraen al mismo tiempo que los del periné e incluso en lugar de estos. Esto es muy normal, puesto que son músculos más grandes y que en la vida diaria utilizamos más a menudo.

Cuando hablamos de músculos vecinos de la pelvis, podemos establecer dos grandes grupos, aquellos músculos que conectan la pelvis con el tronco y aquellos que la conectan con los muslos.
Los Musculos vecinos de la pelvis
El músculo Iliopsoas: el psoas y el ilíaco
Este músculo conecta la pelvis con el tronco y a su vez con los muslos. Concretamente, une la columna lumbar, pasa por la cara interior del ilíaco y termina en el trocánter menor del fémur.

Es el músculo que impulsa el muslo hacia delante al caminar y ayuda a su rotación externa en la articulación de la cadera. Y es también el mayor flexor de la cadera (función que realiza para poder elevar la pierna por encima de los 90 grados).

Generalmente cuando se habla de psoas, nos referimos a los dos músculos, el psoas y el ilíaco juntos, aunque en realidad se trata de dos músculos diferentes que se unen en la parte interna de la pelvis, fundiéndose en un único músculo aproximadamente en el nivel de la articulación de la cadera.
Este músculo tiene un papel esencial en el mantenimiento de la estructura corporal, (…) define la curva natural de la columna y controla la inclinación de la pelvis, uno de los principales elementos de la postura corporal. Si (…) se acorta debido a una tensión excesiva o innecesaria, esto puede desequilibrar el resto de la estructura del cuerpo. (51)

 

Músculos que conectan la pelvos con el tronco
Los músculos dorsales situados en la parte posterior de la espalda, unen a través de la cintura, la pelvis con la parte alta del tronco; pueden arrastrar el sacro en nutación (hacia afuera) o el hueso ilíaco en anteversión.

Los músculos abdominales se extienden desde las costillas hasta la pelvis, y se encuentran en la parte anterior, pero también a los lados e incluso detrás. Un error muy frecuente es llamar o creer que el abdomen solo se extiende en la parte anterior del cuerpo. Los músculos abdominales son: el transverso del abdomen, los abdominales oblicuos, y el recto mayor del abdomen.

En diversos ejercicios, así como en un alineamiento ideal, dorsales y abdominales intervienen en ocasiones por turnos y en ocasiones de forma simultánea para estabilizar la pelvis. El equilibrio tónico entre ambos ayudará a evitar la anteversión de la pelvis así como también la retroversión.

El transverso del abdomen se constituye de fibras horizontales y su contracción provoca una reducción del diámetro del abdomen, como si se estrechara un cinturón. Es realmente el músculo para la espiración, cuando ésta es profunda. Se siente al soplar fuertemente, al estornudar, al toser, a los lados de la zona de la cintura.

Los Abdominales Oblicuos forman dos láminas dispuestas por debajo del transverso, con fibras que se entrecruzan de un músculo al otro y ayudan a las costillas a sentirse conectadas con la pelvis. Contribuyen también a comprimir el abdomen en la espiración, pero también pueden movilizar el tronco y la pelvis

El recto abdominal o mayor del abdomen se sitúa por delante, extendiéndose desde delante del tórax (en el esternón, unión anterior de las costillas), hasta el pubis. Puede llevar el pubis a realizar una retroversión. Sus fibras inferiores están cerca de los músculos del periné anterior: de entre todos los abdominales, es la contracción de estas fibras la que se confunde más a menudo con la contracción de las del perinéLos músculos abdominales generan determinados movimientos de la pelvis:

  • El recto anterior es claramente un músculo retroversor. Los oblicuos generan inclinaciones y rotaciones de la pelvis.
  • Por el contrario los abdominales no generan la anteversión, pero si que pueden retener la pelvis en anteversión frenándola o fijándola, obstaculizando su movimiento completo. (Especialmente el recto anterior)

 

La danza precisa de los abdominales para fijar o movilizar la pelvis. Y resulta tan importante saber relajarlos como contraerlos. Es importante remarcar que unos abdominales constantemente contraídos pueden obstaculizar una respiración plena y profunda, así como la movilidad y el buen funcionamiento de las vísceras del abdomen. No siempre es bueno tener un vientre plano. Y es bueno saber que meter constantemente el vientre hacia adentro puede tener consecuencias negativas para el periné.
La Relación de los abdominales y el periné
Blandine Calais- Germain en sus libros Abdominales sin Riesgo y El periné y el parto, ofrece una detallada explicación de la relación que existe entre los abdominales y el suelo pélvico. Según esta investigadora del movimiento, cuando se refuerzan los abdominales con ejercicios puede haber una presión muy elevada sobre el suelo pélvico. Muy habitualmente, se realizan abdominales insistiendo en la reducción circular de la cintura, antes de incidir en el tono de la zona inferior del abdomen (abdominales inferiores y suelo pélvico). Y esto, según explica, es un gran error. Cuando los abdominales se contraen todos a la vez, comprimen fuertemente la cintura, es decir, la masa abdominal. Sin embargo ésta masa no puede comprimirse, y se encuentra por ello forzosamente desplazada: Hacia arriba: apoyada contra el tórax, Hacia abajo: apoyado contra el periné, O Hacia ambos lados a la vez: esto es lo más frecuente.

Esta presión sobre el periné no es siempre bien soportada, especialmente cuando éste está más frágil (durante el embarazo, postparto, lesión, suelo pélvico sin tono, en caso de prolapsos…). En todos estos casos, un trabajo de refuerzo abdominal será nocivo para el periné (abombando el bajo vientre o el periné). (52)
La misma autora subraya que en la vida cotidiana se expone el periné a múltiples presiones por diversas causas. Por ello, es importante no añadirle más presiones durante los ejercicios abdominales.
Los abdominales deben trabajarse en coordinación con el periné. Es más conveniente, reforzar los abdominales empezando por la contracción del suelo pélvico y solo entonces se puede continuar con la de los abdominales. (53)
Músculos que conectan la pelvis con los muslos
Numerosos músculos conectan la pelvis con los muslos. (54)

Algunos de estos músculos pueden actuar como músculos flexores o anteversores de la pelvis:
Es el caso del recto anterior del muslo o recto femoral, su función es flexionar el muslo hacia el tronco (flexor de cadera) y extender la pierna (extensor de rodilla). Si está rígido, acortado o tenso, atrae la pelvis hacia la anteversión. Y esto a su vez puede provocar una lordosis baja.

A parte del psoas i del recto anterior del muslo hay otros músculos que pueden anteversar la pelvis, como por ejemplo el glúteo menor y los abductores menor y mediano. (65)

Otros músculos pueden realizar extensión o retroversión de la pelvis:
Un acortamiento de los isquiotibiales, por ejemplo, atrae la pelvis hacia la retroversión. Estos músculos van des del isquion hasta la tibia y el peroné. La forma de vida sedentaria contemporánea y especialmente el uso de sillas contribuye a la flexión prolongada de la rodilla, y de ahí un acortamiento de los isquiotibiales.
Otro músculo retroversor es el glúteo mayor, más conocido como la “nalga”. Su contracción a menudo se confunde con la del periné posterior. En realidad, la contracción del glúteo mayor se siente por detrás de la pelvis, fuera del coxis; la contracción del periné posterior en cambio, se siente debajo de la pelvis y delante del coxis. El glúteo medio y el glúteo menor en cambio no se confunden con los del periné, del que están muy apartados.

Músculos que generan abducción, de adentro a fuera:
Tanto el músculo glúteo medio como el glúteo menor por ejemplo, son abductores en especial cuando el miembro inferior está extendido.
Y finalmente, músculos que posibilitan el movimiento de fuera a adentro, los aductores:
El aductor mayor por ejemplo, junto con el menor y el mediano son músculos potentes que permiten el movimiento de cruzar una pierna sobre la otra.

 


Bibliografía y Nota al pie

(34) Joaquín Benito, Cuerpo en Armonía, Pg. 56

(35) Blandine Calais-Germaine Curso de anatomía para el movimiento Nº5 Pg.2

(36) Blandine Calais-Germaine Curso de anatomía para el movimiento Nº5 Pg.

(37) Leah Bartal y Nira Ne’eman, Conciencia del movimiento y su creatividad, Pg.43
(38) Una luxación o dislocación es toda lesión capsulo-ligamentosa con pérdida permanente del
contacto de las superficies articulares, que puede ser total (luxación) o parcial (subluxación)
(39) Más información del periné en la página periné en el aparado sobre los músculos de la pelvis
(40) Estos movimientos se explican muy detalladamente en el libro “Parir en movimiento”, de Blandine Calais-Germain y Núria Vives (Movimientos de nutación o contranutación del sacro y movimientos de nutación, contranutación, aducción, abducción y rotación de los ilíacos).
(41) Para más información sobre los movimientos del fémur consultar el libro Parir en movimiento de Blandine Calais- Germain i Núria Vives Pg 78-85 (flexión extensión, inclinación interna y externa, aducción y abducción, rotación interna y externa)
(42) Leah Bartal y Nira Ne’eman, Conciencia del movimiento y creatividad, Pg. 37-39

(43) Joaquín Benito, Cuerpo en Armonía, Pg. 25

(44) Joaquín Benito, Cuerpo en Armonía, Pg. 51

(45) Joaquín Benito, Cuerpo en Armonía, Pg. 51

(46) Joaquín Benito, Cuerpo en Armonía, Pg. 53-54

(47) Joaquín Benito, Cuerpo en Armonía, Pg. 53-54

(48) Joaquín Benito, Cuerpo en Armonía, Pg. 53-54

(49) Joaquín Benito, Cuerpo en Armonía, Pg. 55-56

(50) Blandine Calais-Germaine, Abdominales sin riesgo, Pg 44.

(51) Mantalk Chia, El equilibrio energético a través del Tao, Pg.47 Cuando el psoas se acorta provoca que la persona al estar de pie mantenga los hombros redondeados y la postura desplomada e inclinada hacia atrás. Un psoas corto también puede tirar del fémur haciendo que la pierna rote externamente, y esta torsión puede impedir que el pie descanse directamente sobre el suelo. La posición resultante del pie al caminar puede ser otra fuente de estrés y dolor para todo el cuerpo. El psoas también puede ser demasiado corto únicamente en un lado, haciendo que muchos músculos de ambos lados del cuerpo compensen ese tirón unilateral. Esta compensación puede ser causa de pies planos y hacer que las piernas se arqueen o las rodillas se queden pegadas, pudiendo producir también debilitamiento de los tobillos, dolor en los arcos de los pies, inclinación lateral de la pelvis y dolor y tensión o rigidez de columna. El tirón del músculo psoas puede producir tal rigidez que los huesos del muslo serán incapaces de rotar adecuadamente y producirán rozamiento en la articulación de la cadera.
El iliopsoas es la parte inferior del tan tien (el centro de energía del cuerpo) y está entre los músculos más importantes cuando se aprende a practicar Tao Yin o Chi Kung. Para más información consultar la obra de Mantak Chia. Según explica este autor, y como se sostiene en la medicina china tradicional, existe una relación muy estrecha entre el psoas y los riñones, el frío y el miedo.

(52) Las presiones repetidas sobre el perineo pueden contribuir al prolapso y a la incontinencia. Prolapso: se trata del descenso, parcial o total, de un órgano de la pelvis menor fuera de su espacio normal Inconcitencia: se trata de la incapacidad de poder retener la orina a voluntad.

(53) El método de Conciencia pélvica de Patricia Passo trabaja en esta línea, reforzando el suelo pélvico. En el Tao Yin los ejercicios también se realizan a partir de este principio, y aunque no se hacía hincapié del empleo de la musculatura pélvica en la obra de Jospeh Pilates, algunas escuelas actuales de Pilates también han integrado en su enfoque la importancia de trabajar esta musculatura.

(54) No los vamos a citar todos.Si se desea más información consultar bibliografía de Blandine Calais-Germaine u otros libros de anatomía.

(55) Curso de Anatomía Para el Movimiento, Blandine Calais-Germaine Nº6 . . Pg 7.

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